éramos la envidia de los pájaros
y el desvelo de los vecinos
la luna se ponía a contar estrellas
muy perturbada
los vendedores callejeros de bolsitas
golpeaban puertas abiertas
los legisladores firmaban decretos
favorables a los ángeles…
y los sacerdotes
los sacerdotes…
no cobraban el servicio
éramos realmente
la envidia de los vecinos
y el desvelo de los pájaros
Cabral (Argentina, Pcia. de Córdoba, 1954)

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