ARTURO CARRERA

Que comience a nevar

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No podíamos ser la nieve,

pero riéndonos quisimos serlo ¿o acaso no?

Hubo,

en nuestra involuntaria alegría, una

manera de blancura, del "no saber qué es la nieve".

Y la pena y el misterio tan fáciles de conciliar

-no tanto en tu juventud, sino en mi

destiempo- parecían vibrar, y

adecuarse al ritmo desdeñoso de los copos entre sí.

Y así se apartó uno de ellos

y vino a posarse sobre la nariz de Rocco,

el perro.

Carrera (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Cnel. Pringles, 1948)