Para mostrarme qué es trabajar con las palabras
pusieron un cuchillo adentro de mi boca.
Debí pronunciar el nombre de mi esposo
sin que el filo me cortara la lengua.
Dije: Habib
No cayó ni una gota de sangre.
Desde ese día,
escribo poemas,
y los dejo en los contestadores telefónicos
de otras mujeres que respiran
con un cuchillo entre los dientes.
Pariso ( Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Polvorines,1970)
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