Un trozo del algodón del palo borracho se desplaza por el aire sobre el jardín. Dibuja un recorrido suave sobre el fondo verde, luego celeste. Su casi silencio contrasta con el ruido que imponen las cotorras desde algún lugar de la manzana. No puedo verlas, pero imponen su estar bullicioso en la belleza del mediodía.
Cervero ( Argentina, Buenos Aires, 1972)
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