La historia de la piel
Espío a mi mamá
desnudando a su madre.
Le saca la camisa, los zapatos,
la pollera marrón.
Su piel es opaca, la luz
que le da se la guarda.
La llenaría de flores
así como está, cubierta
con un tenue abrigo de arrugas.
Ella despierta algo en mi mamá
y viceversa.
Pienso en los escuerzos
que con Loren sacábamos
de los pozos con agua y palos,
los recuerdo inflándose y desinflándose
en nuestras manos.
Ella tiene la piel anfibia,
en medio de dos mundos.
Éste es el demorado ritual
de cambiarse la ropa,
de dejar algo atrás
antes de entrar en otra tierra.
Su hija sienta a mi abuela-escuerzo
y con la palma la empuja para que vaya
y dé esos saltitos buscando,
sin querer encontrar
aquel pozo.
Maver ( Argentina, Buenos Aires, 1985)
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