después del fuego
el agua llega con un abrazo
llega fresca
junto a una respiración profunda
lava las manchas negras de las paredes
reconstruye cada dedo agujereado
limpia los ventanales empolvados
embebiendo los huecos
y me invita a sumergirme
dejarme acariciar
una mano
varias
llenas de amor
con los días sanar
mirar los atardeceres abandonados
encontrar esperanza
invadirnos de sol
árboles
sensaciones
dislocar palabras
decir
ahora todo tiene sentido
Ciravegna (Argentina, Buenos Aires, 1990)
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