La camisa que ayer dejé sobre la silla
hoy tiene la forma de aquello que alguna vez amé.
Ahora fumo y la miro desde la cama
como quien mira a un ídolo o a un prodigio inalcanzable.
Mañana. Mañana mi cuerpo oficiará de maniquí de esta camisa
y yo haré los gestos pertinentes al hombre de esta camisa
y oficiaré de sastre dando puntadas aquí y allá en los ojos de la gente
y seré prestidigitador pasando una moneda inventada entre los dedos,
el muñecote de un ventrílocuo que repite su número invariable, día a día.
Seré, en fin, una camisa con un cuerpo adentro.
Y en el placard polvoriento de la casa silenciosa
oiré las voces de aquellos otros que fui:
como en un vagón, apretujados, ellos dirán de mí
lo que no me atrevo.
Jaka (Argentina, Buenos Aires)
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