Revelaciones
No bajan, aquí
Los caballos hasta el abrevadero.
Son apenas fogonazos que cruzan el paisaje.
Árboles eléctricos de ancas furiosas y crines de fuego.
De soslayo, en la estaca lejana de un poste de alambrado,
Un búho me mira como si me reconociera:
“Eres búho, tú también, animal que se ufana en la noche espesa, en el ojo ciego de un mundo que acontece, a pesar de todo”, me dice
Y yo, que he sido cruzado por el aliento de una lengua muerta
Espero las revelaciones
Como la tierra espera la sangre del sacrificio
Y la maldice.
Jaka (Argentina, Buenos Aires)
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