La bala que le rompe el pecho a un pibe de 13 años
la disparamos entre todos.
Aunque cueste,
aunque duela,
la dejamos pasar (una vez más).
No sé vos, pero yo no quiero más
olor a pólvora en las manos.
Armoa (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Beccar, 1997)
Comments