Mis muertos llegan a mi puerta
Mis muertos llegan a mi puerta,
me dejan flores y se van.
No me despiertan,
no quieren que me asuste
ni que sus pasos interfieran
mi día. Me levanto,
Al encender la luz ya se han marchado.
Me lavo la cara y recojo
las flores en un mismo movimiento.
Son tan leves, que si algo de beber
han dejado, yo bebo, y de su eternidad
azul me impregno. Luego viajo
por el vacío de los vivos.
El amor de mis muertos me protege.
Malatesta (Argentina, Pcia. de Santa Fe, 1961)
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