Copia
Ves, Enrique, es finales de mayo
y el sol persiste en Lima. La
gente todavía baja a las playas a bañarse
en ropa interior si se requiere.
La ciudad nublada no existe.
Existe la ciudad letrada donde
en cubiles de deseo imaginamos
siniestros por la costumbre
de asociar estelas de humo
con un recurso de belleza.
Y aunque todo ha sido destruido,
en efecto, y a la pura acumulación
de cenas le decimos aventura,
¿tú quieres morir? Creo
que hasta una gaviota
que vi agonizando pretendía
una inmortalidad geográficamente
peruana. Piedad, la gente
la grababa con sus celulares
rendida a la fotografía de masas.
Nadie fotografió un alma todavía
ni la cuota de sexo
que le es suficiente. Por amor
a la niebla quiere desaparecer,
por amor al amor busca elevarse.
Espinosa (Perú, Lima, 1962)
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