Versión topográfica de la orina de mi perro
ahora, ocioso,
paseo a mi perro
en horas desacostumbradas.
Incómodo, (o algo así, no definido)
por la frecuencia de mis circunstancias
en los ojos de los demás.
Bordeamos otra vez el paredón rojo
y me detengo
para crear la versión topográfica
de su orina. Una isla,
un archipiélago donde brama el mar
y azota al acantilado.
La isla se extiende
sobre un país siempre en ciernes.
Más que la lámpara del asceta o una siesta,
necesito un estruendo.
Ahora ocioso
y repetido en los ojos de enfrente,
algún día me llamaré “aquel
que paseaba el perrito…”
Donangelo (Argentina, Buenos Aires, 1949)
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