Marca tu vientre
Moneda, y su metal, y la mampara,
y las tribulaciones del camino:
si voy a vos no tengo dónde verte;
si te abandono sesga tu sonrisa.
Y relicarios, y las puertas viejas,
y la armazón de un mundo que fabulo:
sigo tu paso, pierdo mi vereda
y recupero la pasión callada.
Cierzo del ser, tus voces me arrinconan
y tu mirada, como singladura,
me enseña a valorar patios y puentes;
conseja de la luz, el fiel vahído
de tu silencio mueve las cortinas
de una pieza vencida por el canto.
Seguí ( Argentina, Pcia. de Córdoba, 1973)
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