Todo salvo la estrella
A oscuras,
unos pocos trazos,
lo demás, golpes y palpitación,
nombres otorgados
en un tiempo de violencia
y calor.
Las voces llegan desde la cocina:
las mujeres crearon el fuego,
escurrieron la sangre,
salaron la carne de otras bestias.
Así nos fuimos conociendo,
supimos que la heladera se abre y la loza
choca con el acero para anunciar
una próxima reunión victoriosa,
un recuento de quiénes
aún
duran en la luz, quiénes
están próximos a vivir de otra manera.
La demasía nos inquieta,
pero nos deja aún reconocernos,
parpadear juntos: no hay borde
entre la nutrición y las preguntas,
el cuerpo acepta imágenes sin prisa,
algunos designan su propio infierno
y se retiran.
Caramelo (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Junín)
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