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Se acuclilla en la sombra endeble y espera.
Escribe que la vida
es un corazón con los ojos cerrados.
Descansa la bailarina
mientras mueve los dedos.
Escribe.
Que su único amor se dio por vencido;
no como los soldados
sino como la luz pegajosa
del tiempo.
Como la distancia entre el fantasma
que toca la puerta
y el que ya fue perdonado.
Palma (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Morón, 1984)
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