Lo recuerdo muy bien. Corría el año 89.
No muy lejos cayó un muro. Cambiaron
las modas y las muecas.
Sólo los monumentos tardaron en desaparecer.
Los que no podían escribir, escribieron.
Los que conseguían leche en el mercado negro
tuvieron más hijos.
Todo se llenó de fe desesperada.
Litvinova (Bielorrusia, Gómel, 1986)
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