Hijos del exilio
Los hijos del exilio somos huesos rodantes
Nadie pregunte lo que soñábamos
Siempre estábamos lejos y ahora
todo
nos queda lejos.
Fuimos dulces bajo las palmeras
y la nieve nos hirió el idioma.
Fuimos los casettes que cuentan ahora
lo que jugábamos
o lo que comíamos
y siempre estábamos divinos en la foto
y cerrábamos los sobres
para los abuelos
con ganas de meternos adentro
como enanos
manuscritos
Martínez Naón (Estados Unidos, Palo Alto, California,1976)
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