He pasado noches enteras imaginando cosas.
No sabía lo que hacía.
Creía, como todo necio, que nada de lo imaginado
me concernía. Creía olvidarlo, creía, peor aún,
que nada de lo imaginado había existido jamás.
Y aquí me tienen. Finalmente, mis pasos fueron gobernados
por todo cuanto imaginé.
Por su temor los reduje, o los apresuré por estar a la altura
de sus esperanzas.
Y al cabo qué hemos sido sino
lo que llegamos a ser
en sueños.
Gaya (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Ayacucho, 1953)
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