Poema con gatos
Mis gatos queridos,
mis amables y sinuosos compañeros
amanecieron muertos.
En la mañana
sus grises cuerpos mojados y su sangre
eran apenas manchas en el jardín.
Tragedia no alteraba la paz en este barrio.
Silenciosamente caminé entre ellos
mis zapatillas mojándose de verde.
Quienes pudieron estar más allá de la puerta
me vieron
calvo y de anteojos
sosteniendo un montoncito de gracia destrozada.
Toda la muerte descendió aquella noche en el jardín
Todo el inmenso poder de la muerte aniquiló mis gatos.
Y en la mañana se escuchaban:
un pájaro chiquito en un árbol
y un auto ronroneando
como a dos cuadras de distancia
(sin patentes).
1-3-79
Gaya (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Ayacucho, 1953)
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