Escucho música electrónica.
Hace algunos años la bailaba
arriba de los parlantes inspirada
por las luces que se prendían y apagaban
por los vasos que corrían de una mano a otra
y subida allá arriba sentía el temblor
macabro interno que producía la música
los ojos entrecerrados, me dejaba llevar por el temblor.
El temblor y yo éramos una
Qué digo una, éramos miles
refractadas por los haces de luces
verdes violetas fucsias azules blancos.
La voz me dicta y yo interpreto
para poder asir una imagen que está volviendo.
Estoy patinando en los recuerdos,
practico el tarareo de las luces en la pista.
Esta música es el tembror de la vida
cuando empieza cada vez
del pasillo negro
de la colisión del cuerpo contra algún cielo
el corazón en las piernas
de la noche a cielo abierto
del aliento como alfombra, volándonos
hasta que la última canción nos sacaba
alucinando de ahí.
Papillo (Argentina, Buenos Aires, 1984)
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