Himno
Todavía quedan días en los que me digo:
hay un lugar que puedo hacer mío,
un café, por ejemplo, que puedo reclamar
como propio, luego de tantos excesos
o un terreno baldío en las afueras.
Pero eso sólo quiere decir que hay objetos
que me encuentran familiar, inanimado.
Mi anhelo es retórico: no espero afecto
de las cosas. Por eso mismo admiro
dos incomodidades: las sillas de madera
y las letras. En cambio, los poderes y la lujosa
circulación del guiso me dejan indiferente.
No en la explicación sino en la soledad
deseo usar estas palabras: yo no soy de acá.
Montalbetti (Perú, Callao, 1953)
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