Nueva travesía por el Yan-Tsé
a Mario Nosotti
“La vida es huir tanto de la soledad
que uno se pisa la propia sombra vacía”
Mu-san Baek
Lo mismo que en un poema de Juanele, el mundo
ordinario comienza como fragmento y continúa
como infinito. Reflotemos de una vez el barco
fantasma, hundido a pesar nuestro, en el mimético
Yan-Tsé de nuestra cultura a crédito. “Mi querido
amigo: los meto a todos en una bolsa y los ahogo
como gatos”, decías, mientras separabas un cuarto
de ese queso ahumado de Los Toldos, que agrada
tanto al paladar. Ya va siendo hora de que el cuerpo
sepa cómo detener la larga marcha. Hay algunos
momentos, cuando escucho el tránsito en la calle,
donde tengo la sensación de que no quieren
enviarme más mensajes por temor a aliviar
la situación del sector. Dijo John Cage que
el silencio, en casi todas partes del mundo,
está en el sonido del tránsito. De todos modos,
ese instante es tan determinante como cualquier
otro, y habrá que darle unas cuantas sacudidas
para que siga su curso, mucho más si logramos
encontrar en el pasado algo que uno ame,
y no establecer relaciones entre ese pasado
y la demanda de porvenir, tal como se presenta;
o bien podemos tocar la imposibilidad de transferir
de una imagen a otra la impronta de la memoria.
¿Cuán largo será el futuro, entonces, si tomamos
por sentado que será un después para otro mañana?
No puedo decirle a nadie cómo escuchar ni cómo
mirar, o qué recordar, particularmente cuando
yo mismo no quiero recordar nada. Hacen falta
muchos años para que los cambios surtan efecto.
Incluso los nervios de los caballos se hacen
más fuertes si les das siempre el mismo alimento.
Arteca (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, La Plata, 1960)
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