IV
No hace falta desairar del todo aquello
que se administra. Estamos abandonados
a la suerte, si existe la inercia del progreso.
Es el gran salto de calidad producido
con sólo dejar que las cosas sigan su camino,
la marca de un barco de papel cuya columna
vertebral acompaña el curso de la corriente.
Apenas un objeto hecho por las manos
de un individuo, hastiado de que el día
fuera tan permisivo con la desazón.
Arteca (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, La Plata, 1960)
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