El fin de la mancha
Mostrarse por si acaso o no en la misma dirección de cosa neutra, por si un día un dado un quiste mallarmeano se afirme en esos modos sínodo y una manera reacia en la disputa menor ante los suyos. Haberlo dicho, formas de escala simples donde se cura la caída del peldaño, la piel prendida por millones de astillas en el músculo, atentas a la hendidura abierta a ramalazos, en esas chinescas a priori reunidas a través de un litigio disponible. ¿Y qué será de aquello bien disperso cuando a imagen y semejanza sobresalgan figuras de predominio? Tratándose de un instante o simple vistazo sin importancia.
Arteca (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, La Plata, 1960)
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