Lo que pudieron hacer no lo hicieron
El esplendor es de ella que venció a la muerte
No hay a quien rezarle
Mis gatos conceden paz y juventud
Un ser que puede caer parado debería llamarles la atención
El que no responde al nombre debería inquietarlas
Si estás demasiado cerca pisás al otro en el baile
decía madre, cuando es grosera la obviedad
Yo miro por el cristal
Ni me hace falta salir.
Laudecina (Argentina, Pcia. de Mendoza, Guaymallén, 1974)
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