La eternidad la transan cortada
en un rancho de la Favela tolosana
fortines rabiosos patrullan la cara
de indios que vagos llevan robada.
En la casa de la Elsa gualichera,
¡guarda fórmulas de amor y de espera!,
mezcla con pelos de gato culebra:
los tambores tangó hacen la trinchera.
Por rica estaquean falopa a un guacho
(en donde para otros locos la estiban)
muertes deudoras no zozobran: ¡liman!
venas surcadas emparchan el nicho.
En arroyos del olvido tirados
en la tempestad palabras vadean
tinto en el puente ellos Roma sublevan
allá por Berisso todos dormidos…
Retumba del barro su tumba cumbia
Añácabulea a giles postrero
mal fundido oro a Dido del Bolero
cicatriza billetera la labia.
San Dieguito susurra la pelota
del vaguito que pisa pedregosa
esquiva uno, dos, tres la venenosa
la gambeta endiabla nuestra derrota.
Yo ato con alambre todos mis versos
como pa un ranchito villero nuevo
cirujeo todo lo que más puedo,
y ya viéndolo hecho: busco otros pesos.
Dubín (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, La Plata, 1983)
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