Y no me digan
qué
hacer.
Nunca me digan
qué
hacer.
Toda mujer
aprendió el oficio
de pararse
en sus pies,
y de mover las manos
como remolinos,
para agitarse toda,
como el viento.
Y no me digas
qué hacer.
Nunca me digas
qué
hacer.
Yo sé muy bien
de que lado
de la calle tropezarme.
Finochietto (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, General Belgrano,1971)
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