La mala espina tiene hojas pequeñas
y elípticas.
Su fruto es rojizo y sus espinas
son rígidas y punzantes.
Los dedos de mi mano cerca de esta planta
parecen más grandes.
Hay proximidades que despistan.
¿Cómo te sacás las astillas que no lográs ver?
¿Las arrancás con la boca, con las uñas
o con una pinza?
¿Cómo preferís desprenderte
de los cuerpos extraños?
Pensás en Lavinia
mutilada.
Imaginás las ramas
que reemplazan sus manos
que no pueden coser.
Pensás en tu abuela
y sus huesos cansados.
Imaginás la cicatriz de su memoria
en tus dedos que escriben.
Pensás en tu mamá
y en sus pies tan pequeños.
Imaginás el estacazo de luz
con que se hirió
para que tuvieras ojos.
Una vez viste gajos de oro
frente a tu ventana
y pensaste que era la fiebre
y dijiste que era
la fiebre.
Y lo creíste.
Mellado Palma (Argentina, Buenos Aires, 1975)
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