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LILIANA PONCE

  • Foto del escritor: BRUNCH
    BRUNCH
  • hace 1 hora
  • 1 Min. de lectura

La hora de la jauría


Desciende desde lo alto:

el Gran Titiritero cambió sus títeres.

En el sendero curvo

gritos ahogados con una cinta adhesiva.

El lobo se hizo perro,

el perro una flor carnívora.

El vecino se creyó bienaventurado

y dijo: “Sólo quedaré ciego”.

Las garras rompen su garganta

pero todavía aplaude el perseguido.

Para avanzar sobre el puente

secaron el río.

Ahora el viento arremolina pastizales,

el fuego arrebata el campo.

Un ilusionista hipnotizó la queja

–la hora de la jauría llega

con máscara y sordina.


Ponce (Argentina, Buenos Aires, 1950)








 
 
 

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