El ruego
No, Padre, no sos vos
somos nosotras las que estamos ausentes.
Creer era una tienda clavada al costado del río
una túnica de luz pronunciando tu nombre.
Por las noches
aquietamos los párpados
eludimos susurrarte al oído
ya no hay recodos para engullirte.
Tu cuerpo se disuelve entre los médanos.
Lerman (Argentina, Buenos Aires, 1972)
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