Lloran la canción de cuna
junto al viento ahilado.
Noche que cae tozuda,
y el embrujo no se suelta
del ropaje de los míos.
“Hay que toser veneno”,
dice la kona. Agita manos
-lo entredicho-
al filo del ñamku.
Piden, los niños bostezan
se van de boca, de sueño,
un pan en seis versiones
se afina
Lerman (Argentina, Buenos Aires, 1972)
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