tengo los costados de la cabeza entumecidos.
voy a dejar que la ventana del colectivo me los golpee.
“bienvenida a la argentina”
me dice papá cuando llego
después de varios días fuera de casa.
yo solo quiero sacarme el olor de
la boca y de las manos.
me gustaría hacerte sentir con los dedos
acá, arriba, de ambos lados
los puntos exactos
no sé si me duelen
pero presionás y lo siento,
el placer de lo entumecido.
ahí está todo acumulado:
mi conformismo masoquista,
mis ansias de distorsión
cada semana,
mi enganche con lo peor
de lo que tuvimos,
mi vida enajenada
desde el impulso nervioso.
Enríquez (Argentina, Pcia. de Santa Fe, Rosario,1991)
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