Tatuajes
La pensaba como a una diosa felina. Aunque en realidad era otra cosa, una verdadera zoología quebrada. Una gatita, en todo caso, tatuada en sus tetillas y en su trasero, con demasiados pocos años en su haber, y casi nada que decir. En vez de provocarnos, nos hacía divertir como suelen hacer esas chicas anarco-burguesas que muestran su plasticidad literaria a través de facebook.
Pallaoro ( Argentina, Pcia. de Buenos Aires, La Plata,1959)
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