El tren para en la aldea
una muchedumbre petrificada trata de subir
al mismo tiempo
una chica grita que no encuentra su pierna
casi no hay hombres
lo cotidiano pesa solo sobre las mujeres
antes cargaban haces de leña, ahora sacos de arpillera
una dice: los señores llegan últimos y suben primero
otra: hasta en el paraíso entran antes
las mujeres llevan la vida como pueden
la vida es una arpillera agujereada
y pese a todo se carga
el tren arranca, algunos quedan abajo
ya se ven los campos
sin sembrados
después la alfalfa, y más lejos árboles y bosques
y pájaros que se disuelven en el aire.
Ioskin (Argentina, Pcia. de Buenos Aires,La Plata, 1962)
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