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Foto del escritorBRUNCH

JAVIER GALARZA

Todos los velos de una Isis:


En «La obligación de escribir» Michel Foucault dice acerca de la obra de Gerard de Nerval: «Los textos de Nerval no nos han dejado los fragmentos de una obra, sino la constatación reiterada de que hay que escribir; de que no se vive ni se muere más que de escribir». Un grabado de Gustave Doré intenta dar cuenta del momento de la muerte del autor de «Las Quimeras». Gerard de Nerval dejó escrito en su nota suicida: «no me esperes hoy, pues la noche será negra y blanca». Esa última nota puede relacionarse con el célebre oxímoron de su verso: «mi única estrella ha muerto y mi laúd constelado ostenta el sol negro de la melancolía». La noche negra y blanca. El sol negro. Charles Baudelaire, durante sus últimos días, estuvo obsesionado con Gerard de Nerval. En medio de la fiebre dijo: «Gerard de Nerval no estaba loco, y sin embargo se suicidó, se ahorcó. Si estaba decidido a morir ¿por qué eligió la villanía de ese lugar y de una cuerda para su cuello? Hay venenos sutiles, acariciadores, ingeniosos, gracias a los cuales la muerte comienza por la alegría, o al menos por el sueño». El «veneno acariciador» que menciona Baudelaire bien podría ser un verso de las correspondencias simbolistas. Baudelaire peregrinó obsesivamente al lugar de la muerte de Gerard de Nerval. Quizás pensó que había una antorcha que debía tomar para que la poesía siguiera su camino. Se pueden establecer muchas analogías entre los «Versos dorados» de «Las Quimeras» («En la materia misma está escondido un verbo») y las «Correspondencias» de «Las flores del mal». («La Naturaleza como un bosque de símbolos»). El oxímoron en Nerval o la sinestesia en Baudelaire, indagan los límites del lenguaje y del mundo. Los velos de la Isis de Nerval, con el rostro de Sylvie o de Aurelia («los suspiros de la santa y los gritos del hada») rompen con un lenguaje de oposiciones y trascienden el pensamiento binario. Extienden aquel verso de Hölderlin: «Somos un signo sin interpretación y hemos perdido el lenguaje en lo extraño». Escribió Foucault: «Como una página impresa, como la última noche de Nerval, nuestros días son hoy en blanco y negro». Sólo se vive y se muere de vivir y escribir.


Galarza (Argentina, Buenos Aires, 1968)




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