Balcones
Esa vieja a lo lejos apenas puede colgar en la soga un repasador,
antes lo retorció pero ya no como antes,
cuando la fuerza era ciega y
eran sábanas, toallones, el mameluco de su hombre, los
infinitos
calcetines, no, ahora ya no,
apenas da en el blanco con ese broche
y lo aprieta, se agarra de la soga,
suspira.
De pronto mueve su cabeza,
ve que la estoy mirando, la saludo como si la conociera.
Sonríe y
va hasta la maceta del malvón, me la ofrece
entre los cables, el aire que nos separa.
Gruss (Argentina, Buenos Aires, 1950-2018)
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