O ese arbusto de yerba mala...
O ese arbusto de yerba mala justo al lado del pino, molesta, no se ve bien; como ese hongo al costado de la casa, el que E. Dickinson mató un día, lo escribió así y envió una carta, terrible el pisotón, no pudo no hacerlo ni dejar de contar (como el que calcula sus pecados), sumaba.
Gruss (Argentina, Buenos Aires, 1950)
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