7 de Octubre de 1849
Un día de octubre, en Baltimore, en el hospitalario banco de una calle, un hombre murió porque no pudo resistir la mediocridad. A veces yo también me siento en un banco de la ciudad, pero esta ciudad no es Baltimore, ni el Progreso conmueve las tabernas. Y aunque las señales de partida sean hoy más turbias que el delirio o la miseria, no he dejado todavía mis valijas en el embarcadero. Tampoco me habita el orgullo de ser Edgar Allan Poe, ni se esfuma en el otoño el espectro de Virginia Clemm. Pero sí hay un banco, una ciudad y hay un espectro, la mortal repetición sería posible.
Ángeli (Argentina, Buenos Aires, 1930- 2018)
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