Anquises sobre los hombros
Todos llevamos, como Eneas, a nuestro padre sobre los hombros.
Débiles aún, su peso nos impide la marcha,
pero luego se vuelve cada vez más liviano,
hasta que un día deja de sentirse
y advertimos que ha muerto.
Entonces lo abandonamos para siempre
en un recodo del camino
y trepamos a los hombros de nuestro hijo.
Castillo (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, Ensenada, 1934 – La Plata, 2010)
コメント