No asisto a los funerales
ni a los partidos de fútbol
o a las iglesias.
No me gustan los elefantes
ni las cotorras.
Soy propenso a la anafilaxia
ante las damas de caridad,
los autos oscuros,
los discursos episcopales.
Tengo mínima resistencia
ante el olvido
y soy capaz de evaporarme ante las ausencias.
Soy incapaz
de evadirme del oxígeno,
de esta fragilidad, de este misterio que soy.
eso sí, me encantan las tempestades,
la hierba creciendo,
los trenes y el olor a pan.
Doy todo por un día de lluvia,
una carta de amor,
un niño riendo.
No, no asisto a los funerales.
Tisocco (Argentina, Pcia. de Corrientes, Mocoretá, 1969)
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