La vida entera
La vida entera
y un rato más
destinamos a alimentar
las bocas de este sueño.
Entregando las noches,
los días y los mediodías,
a la noble causa
de arremangarse el alma
para meter los brazos
en la bosta cotidiana
y así sacar
algún que otro tesoro,
escondido entre tanto
espanto.
No nos asustaron
el hambre, ni el cansancio,
ni el desánimo,
ni la mirada réproba
de quienes nos señalaban con el dedo
por no decidirnos a ser
conformes infelices
y ya.
Nos iluminó la sonrisa
una estrella de la que no teníamos
ni idea de su existencia,
pero que estaba.
Resistimos,
persistimos,
insistimos.
Por eso,
tampoco nos amedrentó
el temor que nos impusieron,
la paliza que nos prometieron,
ni el bozal con el que intentaron
acallar todas las bocas todas
de nuestra idiosincrasia plural.
Fuimos felices por el simple hecho
de madrugar y prepararnos valientes
para la batalla diaria
sin más armas
que la flor de nuestra juventud
entregada.
La vida entera
y la de los nuestros,
convencidos
dedicamos a encontrarnos
en aquello que
aún mañana
seguramente vivos,
más allá de esta vida.
seguiremos soñando.
Minore (Argentina, Buenos Aires, 1976)
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