Ulises agradecido
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
ruega que tu camino sea largo.
Constantino Kavafis
Técnicamente hablando
la Ítaca real es aburrida,
no más que un barrio simple,
no muy diferente
de lo que puede llegar a ser
Isidro Casanova, Glew, Polvorines,
o cualquier otro del conurbano.
Sólo algunas calles
mal arboladas
y la promesa de una hembra opa
que nomás que teje
y un hijo imberbe
inmerso, a la postre,
en sus claros conflictos adolescentes.
Haber ganado semejante guerra
para plácidamente volver
y con el botín instalarse
un maxikiosco en frente
a la terminal helénica
no es solo un despropósito,
es más bien una desgracia.
Por eso, este Ulises
agradece a las furiosas deidades
que de prepo lo arrojaron
a la pura contingencia
del azar marítimo.
Nada mejor que llorar
aferrado a las pulposas tetas
de cuanta Circe se cruce
la nostalgia de la patria perdida,
la promesa que reza volver,
más no sea con la frente marchita,
a la lejana tierra mía,
la Ítaca concreta
que vive y reverdece
a cada instante
en la mera idea
de Ítaca.
Minore (Argentina, Buenos Aires, 1976)
Comments