Dulce pez luminoso en la noche oscura de mi alma,
dulce pez luminoso en el agua oscura de mis días inútiles.
R.G. Aguirre
Un pez más íntimo
que la trama de la luz
habita apenas
el ojo
en los latidos
del párpado del pescador
En el iris
la noche
es un impulso vago
oscilatorio
una tajada oscura
borde brevísimo
escisión aguda y deslumbrante
vestido de su sola mirada
el pescador abre
una tempestad en el ojo
Y el pez
Brinca
atraviesa una sombra
en el torrente de aire
de la habitación
y ya no existe
el pez
una mueca
en la negación de su inocencia
herida abierta
en los ojos
Curiá (Argentina, Buenos Aires, San Pedro, 1968)
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