ausencias
un día llegaron a rozarme con la punta de los dedos
el corazón del alma
apartaron la herrumbre mala de los años
esa sensación de cielo roto para siempre
acunaron noches y destellos
el vino tenía sabor a dioses cuando lo bebíamos juntos
un día llegaron como debe ser
sin permiso
se metieron despacio entre los huesos la saliva las palabras
ahora duele toda coyuntura como un navío en llamas
pero
entre todos los fuegos que cotidianamente ardo
están cada uno de sus nombres
luz entre mis sombras
cuerpo incandescente del amor
Yocco (Argentina, Pcia. de Córdoba, 1968)
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