II
El viento arrancó las pequeñas flores
del árbol cercano.
Salpicaron el piso del patio.
Los pájaros revolotean.
No sé si lloran o cantan.
Han huido del fuego
y se refugian donde pueden.
Yo los escucho y escribo.
La tormenta llegó al amanecer
con fuertes piedras.
Llovió dos días.
Agua helada y persistente.
Paró al mediodía.
Descansé con mi perra.
Ella inmutable.
Yo aterrada.
Figueroa (Argentina, Pcia. de Santa Fe, 1946)
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