Oración de la mañana
Gracias, Señor,
por no escucharme,
por ignorar mis súplicas
debajo de la lluvia,
cuando creía
que el mundo se acababa
y todo estaba perdido.
Gracias, Señor,
por tu ausencia,
he aprendido la lección
de los muertos,
he comprendido bien.
Soy un sobreviviente
y siento
en el silencio la incesante fe,
el despertar violento de la nada.
Ahora,
miro tu vacío,
Señor,
el hueco gris
en el cielo.
Yo soy el que te escucha
cuando no hay palabras
para decir.
Yo soy el que te espera,
Señor,
en el lugar del abandono.
Solinas (Argentina, Buenos Aires, 1969)
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