II
¡Y vos la dejás chuparte la cara!
Reniega mi madre y señala a la perra
Que hundiendo el hocico revuelve en la tierra
Restos de aquel perro que un auto arrollara
Es cierto que a veces graciosa se para
Menea la cola y de mí se aferra
Con la misma lengua que al muerto destierra
Pareciera entonces que me acariciara
Mi madre se indigna, me increpa furiosa
Subleva su temple mi cara lamida
¿Por qué no la echás? ¡Qué perra asquerosa!
No sabe lo mucho que me es parecida
Que yo también tengo la lengua curiosa
De lamer la muerte y hurgar en la vida
Carabajal (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, San Miguel,1989)
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