top of page
Buscar
Foto del escritorBRUNCH

EMILIA CARABAJAL

Troyanas


Enfurecieron los dioses


Dicen que ellos partieron los remos

Rasgaron las velas

Quebraron el timón


Dicen que ellos hundieron nuestras barcas

Y que ellos a esta orilla las trajeron después


¿Son nuestras, aún, las barcas?

El mar las despojó de su aroma boscoso

Aquel que exhalaban los leños que cortamos

El día en que los dioses nos urgieron a partir


Nuestra ciudad ardía

Y con ella sus templos

Las calles

El bastión


La patria era una pira irreversible

Que nos empujaba a los navíos

Que aún desconocían los vaivenes del mar


Y olía nuestra carne al humo de los nuestros

Y olían nuestras barcas a los campos de Ilión


Pero el agua se llevó

Aquel rastro de frutas

De incienso

De hierbas

De olivo

De miel


El mar borró todo vestigio de la tierra

Toda huella de pájaros

De savia

De flor


Y olvidó nuestro idioma la plegaria de la siembra

Y olvidaron los troncos el sostén de la raíz


¿Hablamos, aún, nuestro idioma?


Es extraño el acento

Con que cantamos estas cosas

Se poblaron de sales los sonidos

Y hay palabras que es difícil pronunciar


Árbol

Camino

Frontera


Insecto

Recodo

Trigal


Y los niños aprenden canciones en los puertos

Y los viejos no saben qué quieren decir


¿Cómo hablar con los muertos ahora?

¿Cómo a nuestros dioses elevar oración?


¿Son nuestros, aún, los dioses?

Se dice que reniegan de las patrias vencidas

Se cuenta que ellos derribaron nuestros muros

Los mismos que habían ayudado a construir


Y cargamos los frigios con sus ritos y su furia

Con su imagen arribamos a ciudades hostiles

Con sus aras nos hundimos hasta el fondo de la sal


Dicen que por ellos dimos en Cartago

Y por ellos su palacio se abrió a nuestro rey


Dicen que por ellos daremos las troyanas

Hijos que recreen la gloria de Ilión


¿Somos, aún, troyanas?


El fuego consumió nuestros hogares

Y en ellos el tálamo

Los enseres

El altar


¿Somos, aún, troyanas?


El mar despojó nuestro paso

Arrastró nuestros símbolos en la rompiente

Estrelló entre las rocas nuestro orgullo imperial


El mar nos trajo hasta las costas de un pueblo

Que se yergue entero sobre el cuero de un buey


Se aquietaron los dioses

No sabemos por cuánto


No sabemos qué abrupto designio

Nos condujo a la tierra

Ni cuándo ha de ser imperioso zarpar


Entretanto cantamos

Pisamos la arena

Escuchamos un grillo

Nos da sombra un laurel


Y el mar se aletarga como un monstruo antiguo

Y en su lomo las barcas parecen dormir




Carabajal (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, San Miguel,1989)




Comments


bottom of page