Padre nuestro
Mi padre era un borracho
y borracho salía
a dar la vuelta al lago.
Nosotros también íbamos.
Cada brazada larga
nos devolvía el aliento.
Papá nadaba
como si el agua
fuera cemento.
Todos mis labios
decían Dios,
todos mis labios
Dios por favor.
Papá nadaba
sin preocuparse
por los abstemios.
González Capria (Argentina, Buenos, Aires, 1983)
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