Elegía
Abril las envolvía en una niebla
de oro mientras sentadas en el patio
dos mujeres hablaban.
Del silencio he aquí que la vez esa
supo callarse y con sabor extraño
fueron una siendo dos en aro
de diamante brillando ahí sin tregua,
hija y madre se dieran
sellando así el instante más sagrado
del amor que no luce atormentado
por ninguna paradoja irresuelta.
Y queda ahora sólo ese espacio áureo
de una felicidad vivida lenta,
y que no fuera menos
el amor, aunque sí más caro,
el poder del silencio en su belleza.
Bellessi (Argentina, Pcia. de Santa Fe, Savalla, 1946)
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